lunes, 9 de mayo de 2011

Para reflexionar un poco

Pasaron 6 años y el rock volvió a cargar con una muerte gracias a las bengalas. Esas mismas que la noche del 30 de diciembre de 2004 dejaron 194 muertos en el show que Callejeros ofreció en República de Cromañon, incidente por el cual hace algunos días se dictaron las penas para los involucrados.
Con el fallo fresco en la memoria de la gente, lo sucedido en el recital de La Renga parece una tomada de pelo por parte del público, literalmente una provocación.
Miguel Ramírez falleció hoy a las 13.30hs producto de las heridas sufridas en el concierto que La Renga ofreció el 30 de abril último en el autódromo Roberto Mouras estaba internado en coma profundo y con muerte cerebral.

No me importa sinceramente si a lo largo de estas líneas soy objetivo o no, solamente voy a decir lo que pienso y quizás no lo haga de la mejor manera.

Es innegable que lo ocurrido a fines de 2004 fue un golpe de knock-out para el mundo del rock; músicos, público y productores, debieron barajar y dar de nuevo, de ahí en más con “precauciones”
El auge del “rock barrial” fomentado en la década del 90; mostraba sujetos que estaban al alcance de la mano con historias que sucedían en la esquina del hogar, allí hubo tres pilares fundamentales, Pity Álvarez de Viejas Locas, Gustavo Nápoli de La Renga y Andrés Ciro de Los Piojos. En ellos se veían reflejadas las fábulas de miles de jóvenes y se mostraba un sentimiento de “igualdad”, arriba y debajo del escenario, sinceridad ante todo (al menos en lo que se percibía a simple vista) y nada de poses.
Todo esto en gran parte promovido por la prensa especializada y poco tiempo después por los sellos discográficos, que vieron en ese rock marginal una forma de expresión más que redituable.

El problema empieza a surgir precisamente ahí, el público empezó a tomar dimensiones asombrosas y era más importante lo que sucedía debajo del escenario y no al revés como siempre lo había sido.
El correr de los años derivó en una pauperización cada vez más notable con el surgimiento de nuevas bandas que ya no se apoyaban en lo estrictamente musical sino en el aguante de su público, portador de banderas, bengalas y alcohol en exceso, dispuesto a plantarse con quien no comparta sus ideas a un mano a mano. No digo que esté mal tomar en la previa de un show, eso es un clásico, pero hay formas y formas de hacerlo.

Se sabe, que para que una bomba estalle es cuestión de tiempo, la mecha se consume y lo que suceda después de ello queda a decir del destino. Bueno, eso es lo que sucedió con el rock, tanto descontrol algún día iba a tener sus consecuencias y llegaron con Cromañon, las 194 víctimas (más las que fallecieron con el correr de los meses) son la prueba fehaciente de que el rock no daba para más en ese estado de desenfreno en el cual cada movimiento era un salto al vacío. No tiene sentido hablar en estos momentos de Callejeros ni Chabán (quien pese a lo ocurrido es un tipo que le dio mucho a la formación del under) en cuanto a responsabilidades, pero si alguien lo desea me planto en un debate frente a frente.

Actualmente, tengo poco más de cien recitales en mi haber, entre pagos, gratuitos, etc. transcurridos en lugares lujosos y en tugurios, no me creo una voz netamente autorizada, pero con tal número sobre las espaldas medianamente algo conozco del tema para emitir opinión, débil quizás, pero que sirve al fin.

¿Qué es la cultura del aguante?, ¿encender 20 bengalas por show? ¿Molerse a piñas con otra persona por ser “careta” y no agitar durante una canción? Particularmente si eso fuera el aguante, yo no lo tendría. Ese aguante del cual hablan muchos para mí pasa por reflejar el amor hacia la banda (nada más cercano a la primera novia), caminar más tres kilómetros a pie para poder llegar a un lugar como sucedió en el último show que ofreció La Renga, bancarse un temporal durante más de cinco horas para ver a tu banda, o después de 3 horas de concierto, quedarte sin un peso en los bolsillos y caminar durante 70 cuadras para llegar a una terminal de micros. Eso es el aguante para mí y los que creen que estoy errado poco me importa, cúrtanse.

El Indio Solari, durante el 2005 manifestó que las bengalas formaban parte de un folclore que a él le costaba perder; ese mismo año, en las presentaciones realizadas en el Estadio Ciudad de La Plata, hubo varias y en ningún momento el ex-ricotero manifestó rechazo.
La diferencia ese año estuvo con La Renga y Las Pelotas, los de Mataderos quienes se presentaron en Vélez cortaron sus temas para pedir que los fanáticos apaguen las bengalas por respecto a las víctimas de Cromañon, y los comandados por Daffunchio y Sokol a solo 25 días de la tragedia con Callejeros realizaron un show en el Gesell Rock, al minuto de estar en escena, un imbécil encendió una bengala y la reprimenda con insultos por parte de la banda no tardó en llegar.

Con esos hechos a cuestas es evidente que el público no tomó conciencia y el paso de los años haría que esta costumbre vuelva a resurgir.

Aquí manifiesto verdades contradictorias, uno no puede negar que la bengala estéticamente, viéndolo desde una platea, obviamente, o a través de una filmación, era un condimento estético alucinante y que incluso podía motivar más al músico e incluso que al aire libre no era riesgoso, gran error si los hay. Pero esta respuesta no sería la misma si uno tiene que estar en el “baile” y bancarse el problema que estas generaban con su humo asfixiante, su calor intenso y el riesgo de poder quemarse.

Las últimas visitas internacionales de peso rockero, AC/DC (diciembre 2009) e Iron Maiden (abril 2011) tuvieron presencia de bengalas y algunos medios llamaron la atención al respecto. El Indio en su regresó a los escenarios corrió la misma suerte y La Renga durante su gira (la que lo depositó en La Plata el 30 de abril) interrumpió varias veces sus shows por la presencia de estas.
No hicieron lo mismo en La Plata, la cantidad de gente quizás, hay sido el condimento para que “pasaran por alto” la presencia de ellas, que si bien no fueron masivas, bastaron para generar una muerte más.
No se entiende en que cabeza cabe llevar una bengala de mar a un show (su peso aproximado era de un kilo), lo cierto es que está fue la que acabó con la vida de Miguel Ramírez y la de toda su familia.

No puedo dejar de pensar en la gente que vio como el joven se prendía fuego con la bengala prendida a su cuello y lo trató de ayudar, realmente la piel se me eriza. El rol de La Renga fue justo, acompañar a la familia desde el momento en que se enteraron de lo sucedido, el grupo supo de la presencia de un herido pero nunca imaginaron que fuera tan grave.

Ante lo sucedido el comunicado emitido por Carlos “Indio” Solari es vergonzoso “Mi posición frente al juego de bengalas en los conciertos al aire libre siempre se sostuvo en entender que si esos fuegos de artificio se entendían como de extrema peligrosidad aún fuera de los locales cerrados, lo correcto y conveniente sería la prohibición de su venta al público y no el traslado del deber policial a los organizadores de los eventos… De cualquier manera y tomando en cuenta los accidentes que pueden ocasionar les pido a quienes se acerquen a mis conciertos que se abstengan de su uso. Gracias” Con esas últimas palabras tibias es difícil que genere algo de conciencia en el público, tendrá la prueba en Junín el 28 de mayo, donde varios medios asistirán, no para cubrir su show, sino el accionar del público y ahí es donde duele sinceramente.

Con esta nueva muerte a causa de la inconciencia, no nos olvidemos de las muertes de Melisa Latorre en el recital de Las Pastillas del Abuelo (aplastada por el público), ni de Rubén Carballo (en manos de la policía) en el de Viejas Locas, uno pareciera alejarse cada vez más de esta música que ama.

Lo concreto ante los hechos es que si el público no se cuida entre si nadie lo hará por ellos y está bien que así sea, el músico no es el padre de los asistentes y cuando este se postula en contra del accionar de algunos de los presentes por diversos hechos, una silbatina de repudio inunda el estadio.
El rock vuelve a cargar con una muerte más, definitivamente es hora de reflexionar y esta vez es en serio, piénsenlo podría haber sido cualquiera de los que lee esta nota.


Maximiliano Ucotich

lunes, 2 de mayo de 2011

Un rayo cruzó la ciudad

Frente a unos cien mil espectadores, La Renga se presentó en La Plata para mostrar su nueva placa “Algún rayo”, de la mano de algunos clásicos, el grupo coronó una actuación contundente que no dio respiro.




Algo de misa se vivió en el recital del grupo de Mataderos, no cabe duda, la peregrinación de más de tres kilómetros que tuvieron que llevar a pie los fanáticos para poder llegar hasta el predio del Autódromo Roberto Muoras en las afueras de La Plata es digna de un fanatismo que no conoce fronteras.
Pisando las 21hs la última banda soporte daba cierre a su show y el público estalló en éxtasis, los cantitos ganaron en intensidad, las banderas empezaron a flamear frente al imponente escenario que La Renga montó para la gira “Algún Rayo” que incluyó dos escenarios alternativos para los grupos invitados, el número uno contó con la presencia de La Richieri, Sandra Danna y Los Leones, La Belle Epoque y Los Esqueletos y el número dos cobijó a Bomber, No tan Distintos y Locura Extrema.
La ansiedad comía, algunos ajustes técnicos sobre el escenario dieron la pauta de que el show estaba por empezar; un amague de luces y a las 22.15 todo quedó completamente a oscuras, segundos después desde las pantallas laterales se desprendieron unas animaciones psicodélicas que acompañarían a lo largo de todo el show mimetizándose con la de los músicos, cientos de chicas arriba de los hombros de sus novios, remeras agitándose y algunas bengalas, fueran la bienvenida para que La Renga saliera a escena y arremetiera con “Canibalismo galáctico” y “A tu lado” en donde el pogo fue el gran protagonista de la velada, tras la tormenta inicial, Chizzo dio las primeras palabras de la noche:
“Buenas noches La Plata, buenas noches Buenos Aires! Gracias a todos por venir. Vamos a presentar el próximo tema, uno del nuevo disco… ¡Destino ciudad futura!”
Luego siguió el clásico “Desnudo para siempre”, en donde el Tete se acercó a micrófono entre risas: “el Tanque se emocionó y rompió toda la batería”. Ovación del público mediante, solucionado el inconveniente el show siguió su derrotero.
Finalizado “Hielasangre”, Chizzo soltó “¡Ey, están un poco agitados ahí abajo! ...la lluvia está aguantando por suerte, esperemos que siga así” y miró hacia el cielo cada vez más encapotado que amenazaba con venirse abajo en cuestión de minutos, pidió disculpas por la demora del show debido a inconvenientes en la organización y dio paso a “Inventa un mañana”.

Nacho Smilari (mítico guitarrista que pasó por Vox Dei y Billy Bond y La Pesada, entre otros), quien había sido invitado para interpretar “Poder”, subió nuevamente y tocó “Dioses de terciopelo” dando inicio a “la sección blusera del show” en palabras de Chizzo, que incluyó “El circo romano”, “Dementes en el espacio”, “Blues cardíaco” y el cierre con “Desoriente Blues”.
Se sabe que hoy por hoy La Renga es la banda más convocante del rock nacional, la noche platense cobijó cerca de 100.000 almas; en sus shows, se vive una mística cercana a la que años atrás supieron cosechar Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. En Capital Federal no hallan espacio físico posible para sus presentaciones (el último show realizado en el año 2007 fue en el autodromo Oscár Alfredo Gálvez y convocaron 90 mil personas) y es por eso que el grupo se ve obligado a tocar en lugares aledaños, como en este caso fue La Plata, que así y todo no pudo contener una masa de gente que desbordó a la floja organización del evento, lo cual demoró el inicio del show.



El público debió caminar por un camino oscuro y repleto de barro durante una hora, un breve cacheo que de poco servía y el ingreso a los empujones fueron parte de lo que se debió vivir para poder disfrutar del show, los padecimientos sufridos a la salida fueron mayores ya que todos queriendo salir al mismo tiempo por una sola puerta de unos seis metros, generaron caos, avalanchas e insultos de todo tipo. Sin dudas que es un punto en el que se debe mejorar y mucho.
Tras “Oscuro diamante”, Chizzo anunció que el final del show estaba por llegar…”Nada mejor que el final para ir despidiéndonos de esta velada amigos” y sonó “El final es en donde partí”, el falso adiós minutos después llegó con “La razón que te demora”.
Luego del intervalo que se demoró más de lo pensado, Chizzo salió a escena con su guitarra y vociferó: “¿Todavía están acá?, cuanto aguante que tienen che, nosotros estamos viejitos ya para esto... hace veinte años nosotros rockeabamos así”, y empezó a sonar “Negra es mi alma, negro mi corazón” desatando una fiesta en todo el autódromo, luego vino “Caricias de asfalto” y “El viento que todo empuja”.
El cierre cerca de la 1 de la mañana fue con el clásico eterno e inoxidable que es “Hablando de la libertad” en donde todos agotaron sus últimas energías.
Fue un show intenso, rápido y que no dio respiro, casi no hubo descanso entre tema y tema, “Algún rayo” se interpretó en su totalidad y es por eso que se notó la ausencia de algún clásico de antaño, la banda sonó contundente y el sonido, algo por lo que La Renga recibió férreas críticas en sus últimos años, mejoró notablemente aunque en este caso las condiciones meteorológicas no hayan ayudado y por momentos no haya sido muy audible, lo cual ya no corre por cuenta de la banda.
A la vuelta, cientos de fanáticos caminando en la oscuridad de la ruta salieron en búsqueda de la caravana de colectivos que los depositaría nuevamente por sus pagos, pese a las quejas, nada importó y saben que en el próximo banquete (el 7 de mayo en Chaco), se subirán a un nuevo micro para oír una vez más la furia de la bestia rock.

Maximiliano Ucotich

Fotos extraídas de

www.larenga.com